(Brenda Paredes). Si eres bailarín, te dedicas a alguna actividad académica referente a cualquier género musical, o simplemente te gusta disfrutar canciones al ritmo de distintas cadencias, seguramente hayas experimentado la sensación de estar en una pista de baile con muchas miradas encima (o tal vez ninguna). En cualquiera de los dos escenarios, lo que importa es gozar el momento; disfrutar es la palabra clave para desafiar cualquier impedimento.
Sin duda, cuando se disfruta algo, es muy fácil contagiar a otros de nuestra alegría, romanticismo, pasión, drama... dependiendo de la connotación artística que le demos a una pieza musical con nuestro movimiento corporal, tendremos esa virtud de poder transmitir a los espectadores distintas emociones. Y de esto precisamente se trata la grandiosa actividad de bailar: dejar florecer tus emociones.
Cuando dejamos salir las emociones (sin importar cual sea) nos sentimos libres de aquello que conteníamos. Al momento de bailar, si la canción te pide drama, disfruta cada melodía como actor de telenovela; si te llama a fiesta - como la samba, el tambor o una buena salsa - deja a tu cuerpo liberarse de tensiones y expresa tus movimientos con vigor y entusiasmo; si te incita al romanticismo, disfruta el momento con movimientos sensuales y conéctate con tu pareja de ese momento... En cualquier caso, lo importante es desarrollar el rol como actor de película, es la parte más divertida.
Otros tips para mejorar nuestras experiencias a la hora de bailar, es sentirse cómodo en muchos aspectos personales: vestir prendas confortables y atractivas para la ocasión, llevar los zapatos que menos molesten para bailar toda la noche, usar el cabello de una manera que no sea obstáculo para detenerse en medio de una gran pieza musical (en caso de las mujeres), usar algún mínimo accesorio que presuma esa esencia de tu personalidad: un arete, una pulsera sencilla, una bandana... (aunque no lo creas, si funciona).
Así como estos, existen muchos aspectos claves que te harán brillar en la pista, y no necesariamente como aquella persona que mejor ejecuta los movimientos, aquella más admirada, aquella más observada... sino como esa persona que en una pieza musical puede experimentar diversas emociones, que se sienta atraída por la magia de la música y contagie a los espectadores de lo gratificante que resulta describir, a través de gestos y movimientos, una buena canción.
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